Total, que el año pasado por estas fechas me estaba yendo a Sicilia, sin ganas por supuesto…
Las ganas…. (inciso) yo las suelo poner todas en la almohada, cuando me hago antes de dormir las pajas mentales (etc…) pensando en lo megahipersuperbien que va a estar este: ****** (este espacio varia, cada uno que ponga lo que quiera: viaje, trabajo, polvo, etc…)
En fin, el puto Platón, las ganas de hacer proyectos se suelen acabar por las mañanas, en cuanto te bajas del mundo de las ideas, pones un pie fuera de la cama y entras en la caverna cotidiana.
En el caso de un viaje las ganas suelen evaporarse un segundo después de comprar el billete de avión. Pero bueno, al final te vas por no quedarte y porque ya se lo has contado a todo el mundo…
Así que me fui al pueblo ese perdido en el sur. Los tres primeros días los pasé contándome la vida recíprocamente con todos los personajes del lugar. Por lo visto los seres humanos (a diferencia de los ingleses, que hablan del tiempo), cuando no sabemos de qué hablar con los desconocidos, somos capaces de contarnos hasta el más oscuro detalle de nuestra existencia con tal de no crear un silencio incómodo.
Las ganas…. (inciso) yo las suelo poner todas en la almohada, cuando me hago antes de dormir las pajas mentales (etc…) pensando en lo megahipersuperbien que va a estar este: ****** (este espacio varia, cada uno que ponga lo que quiera: viaje, trabajo, polvo, etc…)
En fin, el puto Platón, las ganas de hacer proyectos se suelen acabar por las mañanas, en cuanto te bajas del mundo de las ideas, pones un pie fuera de la cama y entras en la caverna cotidiana.
En el caso de un viaje las ganas suelen evaporarse un segundo después de comprar el billete de avión. Pero bueno, al final te vas por no quedarte y porque ya se lo has contado a todo el mundo…
Así que me fui al pueblo ese perdido en el sur. Los tres primeros días los pasé contándome la vida recíprocamente con todos los personajes del lugar. Por lo visto los seres humanos (a diferencia de los ingleses, que hablan del tiempo), cuando no sabemos de qué hablar con los desconocidos, somos capaces de contarnos hasta el más oscuro detalle de nuestra existencia con tal de no crear un silencio incómodo.
Después poca cosa, dos etapas: una habitación con balcón en una villa enorme por donde parecía desfilar el fantasma de Anna Magnani, cenas en jardines, viajes en tren por la costa, reminiscencias alpinas en el Etna, hostales semiderruidos, con frescos en los techos, o con serpientes soportando estoicamente cansinos focos verdosos en terrarios perdidos por salitas con tapetes de ganchillo, chutes continuos de café helado para mantener la tensión en niveles aceptables, excursiones a pueblos donde una bomba H cae cada mediodía.El tempo de los sicilianos, acostumbrarse a vivir a cámara lenta.
Segunda etapa: el advenimiento de amigos, alquiler de coches, sitios como de hace 20 años o tres mil, endogamia en los pueblos del interior, paisajes tristes, fiestas, maldita Siracusa, volver amaneciendo con italianos en coche cantando ópera a grito pelado por entre campos de algodón, siestas bajo los olivos en anfiteatros romanos, conducir por Palermo en hora punta, ojos desorbitados, querer que no termine…
No estuvo mal. Y este año? Peligro, las ganas acechan...
1 comentario:
Te consideraba una pusilanime, pero irse de vacaciones a Sicilia en pleno Julio demuestra que tienes los ovarios bien puestos
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