miércoles, 2 de enero de 2008

Mi mundo


“Ahora todo el mundo puede ser famoso” es algo que llevamos escuchando mucho de un tiempo a esta parte. Los conservadores (léase mi abuela) aún creen en una crónica social limitada a los artistas, la aristocracia, los toreros, los deportistas consagrados o “la gente de siempre”... Pero hay un nuevo y poderoso mundo lejos del Hola, la Lecturas y el Semana.

El final de los noventa fue la época de oro del Freak Circus mediático. Personajes como Cárdenas, lleva viviendo de Carlos Jesús, Paco Porras, Carmen de Mairena y compañia desde que su cuñado, el gran productor y presentador del sector “Cutre magazín” Alfonso Arús (que es ese señor con un bronceado solo comparable a Quique Guasch) le diera por el año 92 una oportunidad en el popular programa “Força Barça” de la cadena autonómica catalana. Cárdenas, sin quererlo, creó un nuevo concepto de famoso: El friki. (Después intentó hacer una película, escribir unos libros y grabar un disco, pero eso es harina de otro costal)
Más tarde otras personalidades como el imitadísimo a la par que inigualable Jesús Quintero los humanizó, y se abrió una veda brutal donde se convirtieron en parte indispensable de cualquier programa de entretenimiento.

El éxito estaba asegurado, “los frikis” Vivian de lo que la mayoría de famosos “de siempre” huían: el ridículo.
Uno aseguraba que Michael Jackson había comido macarrones en su casa, otra de ser la amante secreta de Jesulín de Ubrique, otra se puso una 180 de pecho y casi todos se definian como cantantes, artistas o aspirantes a actor. Bajo el paraguas de una sola canción, la por todos conocida y coreada “No cambie”*, saltaron a la palestra Yurema (la artista antes conocida como Tamara),

Loly Álvarez, Tony Genil (El cantante de rodillas), Leonardo Dantés (y su pañuelo) e incluso “el Dioni” cuando ya nadie se acordaba de su furgón y un tío enrollado en papel higiénico llamado “la Momia”.

Este tipo de humor, el de reírnos de gente con dificultades físicas y/o mentales es tan antiguo como una figura aún visible en algunos pueblos de la España profunda conocido como “El tonto del pueblo”.

Pero internet lo cambió todo. El poder de la red es tal que un simple video en youtube, un comentario con mala leche en un blog o unas fotos en el Flickr pueden lanzarte al estrellato o arruinar para siempre tu vida.
Mi querida Bestiaria arruinó (más si cabe) la carrera de un actor argentino de octava fila.
Una chica llamada Amanda Wenk solo por colgar sus fotos (hay que verla) en internet, se convirtió en un de los keywords más usados en los buscadores por el 2006 consiguiendo verdaderas hordas de fans locos por tocarse el pito con sus fotos amateurs.
Paris Hilton (de la que sé todo gracias a las revista Cuore e In Touch que cada semana compra religiosamente mi hermana y yo leo porque es lo máximo) no seria más que una despilfarradora y calientapollas hija de millonario sin el video donde sale chupándole el mango a su novio y que es uno de los videos porno más descargados de internet.

Pero el paradigma de saltar a la fama en internet, desde mi humilde punto de vista se lo lleva un cani llamado “el niñato del metro de Valencia” al que le voy a dedicar, como se merece, un post para el solito.

*Soy de la opinión que el fenómeno “No cambie” solo puede tener dos explicaciones lógicas:

1.La teoría perroflautista de que los políticos permiten y subvencionan ese tipo de programas para “que no nos enteremos” de lo que realmente hacen...

2.Hay un ser supremo extremadamente inteligente que crea esos personajes desde un despacho oscuro y lleno de humo mientras acaricia un gato persa y se ríe como el malo de las películas (Yo creo que de existir, sería José Luís Moreno)

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