viernes, 28 de septiembre de 2007

Con permiso de Otis Redding

Me he sentado en septiembre a ver pasar la vida.

A veces alargo la mano, un pie.

Está demasiado fria como para meterse...

Entonces friegas con alcohol o refriegas para entrar en calor.

Mis ratos muertos comienzan a descomponerse .

Minutos cortos por las mañanas, creciendo a lo largo del dia, eternos en los autobuses, siempre hijos de puta afanosamente haciendo su trabajito: recortando el plazo para obtener el permiso de desolación.


Los veo pasar y espero al siguiente, puede que este....




Nota: remedios contra la muerte.

Oí decir a alguien que si quieres vivir más, te mudes a las salas de espera de las consultas médicas; según teorías son máquinas que hacen que la misma cantidad de minutos parezcan triple. Otros opinan cápsulas espaciales que viajan tan rápido que pliegan el tiempo sobre si mismo. Teoria de la relatividad en cámaras tapizadas con excedente de pana verde y pasamaneria, astutamente desdecoradas para despistar a los profanos con supuestos regalos de pacientes-no se sabe si ofendidos o agradecidos...los expertos aún no han conseguido dilucidar ese oscuro enigma de la estética porque esos ciervos de cerámica no pueden ser de buena fe pero por otra parte el agradecimiento ya de por sí es de tan mal gusto...- y un hilo musical haciendo el casting de banda sonora del infierno.
En contra de la creencia general, y aunque algunos juraban haber tenido la sensación de llevar dentro días enteros, nadie ha permanecido más de una hora dentro de ninguna de estas salas. Enfermeras pronunciando tu nombre -siempre mal, es curiosísimo- te rescatan, ya al borde de la locura. Es duro, pero quizá en situaciones desesperadas merecería la pena ver si funciona este fenómeno de dilatación vital. Se dice que Walt Disney, en realidad...

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