viernes, 5 de diciembre de 2008

Destrucción masiva

Termino de leer la última hoja de este maldito y mal editado periódico local y me entran unas ganas irrefrenables de gritar. Estoy sometido a demasiada presión y hace dos días, a las 2.15 de la madrugada, dejé de fumar. Leo la sección del tiempo, las farmacias de guardia, la agenda cultural y mi estomago se revuelve como ese día que tuve que decir unas palabras. La contraportada es el anuncio de una tienda de muebles de baño con una foto pixelada que quiere ser todos los baños construidos después del ‘99: Paredes forradas de gresite de piscina, muebles color wengué y un espejo sin marco. Tomé demasiado café y estoy histérico y mareado. Si hago silencio, puedo notar como la dieta Atkins está provocando la obstrucción de mis venas entorpeciendo una correcta circulación somática. Cada día estoy más pálido; soy una especie de placa de Rayos X, una imagen que le aplicaron el efecto “invertir colores”. Desde el mes de setiembre sólo tengo ganas de que el trabajo acabe rápido, llegar a casa y ver series de la H.B.O. Muero por un plato de “The Wire”. ¿Problemas, dices? -Problema es la restricción de 70 minutos a la que me tiene sometido Megavideo. La familia bien, gracias.

PD: EL otro día pongo la tele, la normal, y veo que Gran Hermano tiene una concursante enana. Bueno, creo que les gusta ser llamada gente pequeña, pero es enana. Uff.